miércoles, 19 de agosto de 2009

¿Qué es la literatura?

¿Qué es la literatura? Esa es una de las preguntas fundamentales, sino es que la pregunta esencial para cualquier principio, intento o amague de internarse en la teoría, la crítica o el estudio de la literatura. Es evidente ¿no?, a fin de cuentas ¿Cómo podremos estudiar teoría literaria si no sabemos desde un inicio lo que entendemos como literatura? Yo sé que parece obvio, incluso burlesco pero es una realidad que muy poca gente se detiene a pensar e intentar definir eso que consideramos “la literatura”. El propósito de este breve comentario es hacer un intento de definición.
Y es que a veces evadimos la pregunta –conciente o inconcientemente– pues por un lado encara mucha dificultad y por otro lo damos por sentado. La entada en el mundo literario, el de los autores, las obras “capitales”, las otras obras, la poesía, el teatro, y todo lo demás es algo que se da de manera bastante sencilla. Una vez que empiezas a leer a un autor y este te menciona otro y otro a su vez, o cuando recibes recomendaciones vas construyendo tu camino, tu telaraña de obras y autores. La cultura te dice, la escuela también, los autores de los maestros no son tan diferentes a los que ya conocías o habías oído o visto nombrar, y poco a poco vas adentrándote, te vas dejando llevar y luego de un tiempo, tal vez no puedas decir la “definición” de literatura, pero sabes perfectamente el conjunto de autores y obras que son consideradas “buenas”, “capitales”, “regulares”, “best-sellers” y todo el paquete. Pero la pregunta es ¿qué es lo que tiene o comparte ese “paquete” de materia cultural que hace que llamemos en conjunto literatura?
Una primera definición nos llevaría a proponer que la literatura es primero y antes que nada un producto cultural del hombre. La literatura ciertamente no preexistió a la comida, el sexo, a la reproducción y a todas las demás necesidades básicas para la supervivencia. La literatura es un fenómeno cultural y de casi todas las culturas del mundo habidas, existentes y por haber. Es además un producto cultural basado en el texto, en general el escrito. Es verdad que hay y hubo la llamada “literatura oral” y que esta incluso existió antes de la literatura escrita, pero no obstante esto, es literatura en cuanto la recibimos y la estudiamos como un texto, como un material a ser leído. Lo mismo pasa con las canciones. Es sin duda interesante para un literato, por ejemplo, analizar una canción de Joaquín Sabina. Sin embargo, no se analizará en este caso el producto cultural relacionado con la música y su ritmo o con el compás que usa la batería. Se analizará el texto, la llamada “letra” de la canción. Y en este sentido podemos decir que lo literario incluye los productos culturales en su forma textual, ya sea esta oral, o escrita. Pero en cuanto planteo esta definición surge el gran problema, ¿Por qué, entonces, no todo lo escrito y lo textual es considerado literatura? Muchos escritos filosóficos, la obra de Darwin, la teoría de Oparin-Haldane ciertamente son textos y ciertamente fueron hechos para ser leídos y sin embargo, no son considerados “literatura” como tal ¿Cuáles son, por lo tanto, los límites y qué es lo que comparten las obras que sí son consideradas literarias en diferencia a las que no lo son?
En primera instancia nos aparecen la clásica suposición de que la literatura es todo eso que no es real, que es producto de la creación y la imaginación. Pero es evidente que no satisface nuestro problema. Los diarios, las autobiografías, las cartas, el ensayo literario, los sermones, entre otros muchos ejemplos, son bien reales y son igualmente considerados literarios. Es obvio que no es literario única y exclusivamente la ficción y lo creativo, pues como dice Terry Eagleton, ¿[…] la historia, la filosofía y las ciencias sociales carecen de carácter creador y de imaginación? , en fin, por ahí no va la cosa.
Los formalistas rusos proponían que la literatura era un desvío lingüística del lenguaje ordinario. La literatura para ellos ocurre cuando en vez de usar el lenguaje ordinario, manipulamos y distorsionamos este hasta enrarecerlo. Sin embargo, creo que esto tampoco es realmente válido para definir los límites de lo literario pues existen muchos textos que sí consideramos literarios y que no enrarecen el lenguaje, que usan al escribir, lenguaje que si lo sacéramos de contexto parecería “normal”. Y es que la visión de los formalistas rusos, citando una vez más a Eagleton, “equivale realmente a pensar que toda literatura es poesía” , y aún así, todos los recursos literarios y poéticos (metáfora, metonimia, hipérbole, etc…) son recursos que aunque pocas veces lo notemos, usamos al por mayor en el lenguaje cotidiano. Un ejemplo que tomo de la excelente obra de George Lakoff es el hecho de que consideramos al tiempo en cuestiones económicas y metaforizamos a partir de esto: “el tiempo es dinero”, “perdí mucho tiempo”, “gané tiempo”, “invertí mi tiempo en eso”, etc… No podemos entonces considerar la desviación del lenguaje ordinario al raro el límite entre lo literario y lo no literario pues, como hemos visto, nos traería problemas por todos los frentes.
Otros han propuesto que la literatura es lo que no tiene un fin pragmático inmediato. Es evidente que no tiene un fin práctico inmediato, como por ejemplo, si lo tiene el trabajo del hombre de la ambulancia cuya sirena oigo desde mi ventana y que intentará al instante salvarle la vida a un hombre. Pero que no tenga un fin práctico o pragmático es algo absurdo. Los mitos religiosos y las escrituras religiosas, por supuesto que tenían y tienen un fin práctico y nada menos que la religión, y son consideradas literarias. Lo mismo cuando estudiamos teatro medieval, por ejemplo, dentro del cual se incluye y estudia el llamado “drama litúrgico” que consistía en pequeños diálogos dentro de la liturgia hechos con el fin de remarcar algún mensaje como el nacimiento o la resurrección de Jesús. También tenían un fin práctico los poemas épicos y las canciones y romances juglarescos de la Edad Media, y este era entretener a la gente, lo mismo que los cuentos populares y los cuentos infantiles que contamos a los niños para que se vayan a dormir. La literatura ejemplar, los proverbios, la literatura didáctica de la Edad Media, todo eso tenía el propósito de enseñar a través de la literatura. Incluso yo y probablemente usted, al leer, tratamos de entender, de ampliar nuestros conocimientos. Así pues, no creo que la literatura carezca de fin, incluso si a usted el fin le parece inútil.
Y es que, a fin de cuentas, no existe una sola razón o una sola característica que haga que cierre y circunscriba todo lo que consideramos literatura. Literatura es a fin de cuentas, lo que nosotros, como sociedad llena de cultura, de juicios, de creencias, de ideología, consideramos literario ahora. Y esto quiere decir que nunca ha sido, es, ni será lo mismo pues lo literario lo definimos sólo a partir de lo que nosotros consideramos como literario, así sin más. Para mí o para usted puede parecer evidente el conjunto de autores y obras, el “paquete” que mencionábamos: Proust, Gónora, Shakespeare, etc…Pero en una época futura, por ejemplo, nada, absolutamente nada, garantiza que se va a seguir considerando a las Soledades de Gónora una obra literaria. Y es por eso también que hoy en día textos que no fueron hechos con afanes literarios, como el Corbacho, que fue originalmente un tratado filosófico, o el Popol Vuh, que era el mito de la creación Maya, son considerados bien importantes en la tradición literaria de sus respectivos lugares y sus respetivas lenguas. Y lo mismo pasa, por supuesto, al revés: textos que eran considerados literarios son descartados por nuestra cultura actual. También la distinción entre buena y mala literatura es exclusiva de una época específica y por eso lo que hoy consideramos buena literatura puede que sea considerada mala en un futuro y viceversa. Volvamos a Góngora, por ejemplo, durante bastante tiempo considerado abominable y hoy en día considerado capital para las letras hispánicas.
En conclusión podemos decir que la literatura es un conjunto de materia cultural textual que vive en un constante cambio, en una constante deformación y variación que no tiene una “esencia” que al momento de verse sepamos que será considerado literario para siempre. Y justamente son los criterios y los valores específicos de cada sociedad los que definen y redefinen la literatura e incluyen en esta distintas obras, distintos autores y distintos textos que son apreciados ya sea por su valor histórico, por su valor escrito, por su significado y demás. Entonces, la literatura tal vez se podría definir como el material cultural textual que es apreciado y definido por cada sociedad de acuerdo a sus criterios estéticos.
Y creo que hay ciertos criterios que hasta cierto punto se han mantenido estables en cuanto a lo que consideramos literario: la novela, la ficción, la poesía, el teatro y demás; pero esto no garantiza que siempre será así y que Shakespeare va a seguir siendo considerado valioso o literario de aquí a cuatro siglos. Y en cuanto a los textos que causan más problemas, los textos otrora filosóficos, religiosos y demás que ahora son considerados literarios (y viceversa) creo que lo que sucede es lo siguiente. Un texto se vuelve literario en el momento en que su significado original se pierde o deja de ser prioridad y en cambio se vuelve valioso por otros criterios y significados (como reflejo de una época, como un texto retóricamente interesante, como un testimonio cultural, etc..). Es el caso, por ejemplo de los mitos de creación de las culturas antiguas como el Popol Vuh; originalmente un texto religioso, mítico e incluso ritual, que al desaparecer la religión maya, el valor religioso original se transfiere a un valor estético como literatura de una civilización antigua. Así, el Corbacho de Alfonso Martínez de Toledo perdió su valor filosófico y de tratado moral y ahora se estudia como un texto que refleja el pensamiento de una época y una argumentación y una concepción del mundo particular y es considerado entonces literario, mientras que Platón, por tener todavía valor por su significado original como filosofía (y que por supuesto, también tiene un valor retórico de argumentación y concepción del mundo) no es considerado literario. Es evidente que no está del todo resuelta la cuestión, pero es definitivamente algo se debe de seguir tejiendo y explorando pues, como hemos visto, no es materia sencilla.

Notas: Terry Eagleton, Una introducción a la teoría de la literatura, FCE, México, 1998.