martes, 23 de marzo de 2010

Tabú

Las groserías son una clase de palabras cuya constitución es bastante particular. No son una clase que se defina por su forma distintiva (como los verbos ar,er,ir); tampoco son una clase que se defina por su función (como los adverbios, hasta cierto punto); tampoco son una clase que se defina del todo por su semántica (aunque claro está que afecta). Las grosería son una clase esencialmente pragmática, esto es, dependen totalmente de que los hablantes de un determinado tiempo y un determinado lugar las consideren como tal, groserías. Un ejemplo: mientras que 'pendejo' en México es una grosería, en Argentina no pasa de ser una palabra común para 'joven'.
Estas palabras tienen dos principales orígenes semánticos: 1) Los tabúes: en especial son importantes los de carácter sexual o de muerte, y 2) Humillaciones sociales: Estas tienen que ver con situaciones o características que son consideradas humillantes en determinadas culturas. 'Prostituta/Puta' (puta madre!) es un oficio mal visto; 'Carajo' era el mástil mayor de un barco- lo cual ya tiene una connotación sexual clara-, pero era, además, hasta arriba del carajo donde amarraban a los marineros castigados, de ahí la frase 'vete al carajo', y esto es, claramente, una situación humillante. Tanto 'pinche' como 'pendejo' se refieren a rangos menores en el aprendizaje -pinche como ayudante y pendejo como niño- lo cual por alguna razón es mal visto en ciertas culturas.
Ahora bien, casi todo el mundo piensa que las groserías son palabras hechas para insultar, para ofender. Es verdad, hasta cierto punto. Las groserías ofenden por su pragmaticalidad: los hablantes dominan lo "ofensivo" de las groserías pues suelen referirse a temas tabúes de la sociedad, esa es la razón por la que cuando son utilizadas en un contexto agresivo tanto el emisor como el receptor dominan su carácter ofensivo. Usadas dentro de un marco contextual, las groserías pueden agredir, pueden ser señal de coraje, de reacción ante una situación adversa, entre otras cosas.
Pero sólo en ciertos contextos son ofensivas. Es por eso que son también un fenómeno muy padre. Las groserías también expresan amistad, familiaridad. Las groserías con amigos no expresan ofensa o agresión sino confianza, incluso cariño. Con mis amigos hablo con groserías y no ofendo, al contrario, me familiarizo. Al usar este tipo de palabras expreso que me siento en confianza para hacerlo; que estoy "entre amigos". Las groserías en contextos amistosos con desconocidos pueden romper ese incómodo hielo que separa. Son, entonces, palabras que unen opuestos, que pueden separar pero a la vez unir. Las groserías son interesantes ya que, entre otras cosas, tienen muchos significados, tienen muchos usos, tienen historia y tienen la capacidad de unir, al identificar, a grupos de personas diversos; las groserías no funcionan igual a las demás palabras pues son, en conclusión, palabras muy especiales.

Nota: Es evidente que cuando hablo del proceso como una grosería llega a serlo hablo del fenómeno conocido como polisemia, la extensión del significado por uso no por derivación fonética. Sin embargo, esto no excluye que la palabra signifique de acuerdo a su situación de uso, o sea, a factores pragmáticos.

viernes, 5 de marzo de 2010

Lexicon Cosri


Imagínese que dos hombres tengan cogido a un puma con dos cuerdas. Si quieren acercarse uno al otro, el puma atacará, pues los lazos se aflojan: sólo si los dos tiran al mismo tiempo , el puma quedará a la misma distancia de uno y de otro. Este es el motivo por el que el que lee y el que escribe difícilmente se acercan: entre los dos, capturado, está el pensamiento común, atado con cuerdas que tiran en direcciones opuestas. Si ahora le preguntásemos al puma, es decir al pensamiento, cómo ve a estos dos hombres, podría responder que los seres comestibles están tirando con las cuerdas de algo que ellos no pueden comer.

-Milorad Pavic-

Esto fue tomado del Lexicon Cosri (Diccionario Jázaro), se trata de un fragmento del prólogo a la edición de 1691 del diccionario editada por Daubmanus. La hemos hallado dentro de un jarrón lleno de sal, junto a una daga.