domingo, 28 de agosto de 2011

Extraña Ficción


Más extraño que la ficción (2005) es una historia de amor. Pero también es bastante más que eso. Es una película en la cual una historia de amor común y corriente, digna de una chick-flick, es enmarcada y transformada por la complejidad de una segunda historia en donde la ficción y la realidad se traslapan y se afectan mutuamente.
La historia de amor: Un cobrador de impuestos que vive una vida de lo más monótona, solitaria y aburrida debe revisar los archivos de una panadería que no paga impuestos desde hace un tiempo. Ese día, como cualquier otro, Harold Crick (Will Ferrell) se levanta, “se cepilla cada diente 76 veces […], se ata la corbata en un nudo simple en vez de doble, […] corre a un ritmo de 57 pasos por cuadra para llegar al camión” y al trabajo, sólo para encontrarse con que la dueña de la panadería, Ana Pascal (Maggie Gyllenhaal), es una atractiva mujer. Surge el amor de su parte primero, luego de ella y acaban juntos y contentos. Fin de esta historia.
La otra historia: Harold Crick ignora que él es el personaje, aparecido en la realidad, de una novela llamada Muerte e impuestos, hasta que un día empieza a escuchar la voz de la narradora contándole su propia vida. Por si fuera poco, como le explica a Harold el profesor Jules Herbert (Dustin Hoffman), la mujer que está escribiendo esa novela, Karen Eiffel (Emma Thomson), se caracteriza por siempre, pase lo que pase, matar al protagonista. Harold, entonces, va a buscar a su propia creadora para pedirle que no lo mate.
Dentro de este marco, la historia de amor se va construyendo y complicando ya que Harold debe asumirse como un personaje de ficción para convencer a su autora del hecho de que es también un personaje de realidad. Además, la película adquiere vigor a través de las divertidas pláticas sobre ficción, comedia y tragedia que se establecen entre Harold y el Profesor Herbert. Plagada de referencias literarias que van del Quijote a Unamuno pasando por Troya, golems y Miss Marple, compleja en su simplicidad, Más extraño que la ficción es tanto una película risible como una película profunda.
Y lo es por que ficción y realidad, personaje, novelista y crítico, comedia y tragedia se ven envueltos en un juego de idas y vueltas que, a la postre, hacen de esta una muy divertida película. Quizá no sea la anécdota amorosa lo más interesante. Tampoco las referencias al acervo literario lo serían, por cierto. Y es que, a final de cuentas, el momento que define a Harold como personaje y persona es justo cuando se entera del hecho de que es parte de una novela. Esta es la anécdota más interesante de la película: nos recuerda que la ficción, en todas sus formas, es una parte muy importante de la forma como vamos construyendo y transformando nuestra realidad (basta mencionar la famosa educación sentimental, por ejemplo). Es decir que Más extraño que la ficción nos recuerda, por un lado, que todos quisiéramos ser personajes en una novela a ratos, y, por el otro, nos recuerda también la poderosa experiencia de realidad que puede ser una buena obra de ficción.