domingo, 14 de febrero de 2010

Géneros de fe

Durante mucho tiempo se creyó que los géneros literarios eran modelos universales, que siempre existieron y que siempre estuvieron "ahí" para que cada época o cada autor eligiera su favorito para desarrollar su trabajo. La cosas eran tan fáciles como tener una lista de géneros posibles, tan invariables como las preposiciones. La realidad es que todo esto es una farsa. Los géneros literarios no han existido "desde siempre" no son iguales a través de la historia y por supuesto que no son una categoría universal y cerrada.
Los géneros literarios son como cualquier religión, existen mientras que tengan creyentes. Mientras existan personas que "sepan" que están leyendo una novela, un poema o una tragedia, una novela, un poema y una tragedia existirán. Los géneros son moldes o modelos que una comunidad de lectores específica (espacio/tiempo) crea en relación a prácticas de lectura de lo que consideran "literario". Estos moldes cambian, se inventan, se desintegran y se renuevan continuamente. Incluso en géneros literarios existen clases sociales: siempre habrán géneros privilegiados y géneros marginales.
La novela es un ejemplo perfecto. Durante mucho tiempo la novela básicamente no existió; hubo explosiones en la época clásica y en la edad media tardías y luego a partir del Renacimiento fue agarrando vuelo hasta llegar a ser un género dominante. Para Bajtín la novela surgió de la risa, eso es, de como las distintas expresiones literarias clasificadas como cómico-serias (sátira, diálogos, etc...) fueron permitiendo la exploración del mundo en el que vivimos y no del mundo del "pasado absoluto perfecto" (de la épica, la tragedia y demás); la novela es justamente esa imperfección en el sentido de inacabada: puede absorber todo (diálogos, poemas, cartas, etc...), puede tratar de lo que sea, puede no tratar, puede estar en orden o en desorden, en verso o en prosa; todo lo puede porque no está acabada. La novela pasó de ser un género marginal y nacido de lo marginal para llegar a poseer la hegemonía. Pero esto tampoco es así para siempre; incluso hoy se podría pensar que ha perdido buena parte de esa hegemonía.
El punto es que los géneros literarios son creaciones hechas por los lectores mismos. Ellos, nosotros, decidimos lo que es literatura y clasificamos este material de acuerdo a lo que nuestras prácticas de lectura y nuestras técnicas de interpretación nos hacen concebir como semejantes, relacionamos a través de formas, funciones, estilo y cualquier otra cosa que encontremos pues siempre hay que recordar que en este mundo tan vasto y tan heracliteano, el hombre siempre se siente más seguro en un terreno que cree familiar.

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