domingo, 21 de febrero de 2010

Premio al mayor esfuerzo

Siempre me ha parecido interesante esa gama de apertura que se sitúa entre nuestras percepciones como humanos y lo que se nos dice que es "objetivo". Una de las primeras veces que recuerdo haber notado esto fue cuando tuve mi primer reloj (era uno de Mickey Mouse haciendo diferentes deportes). Me acuerdo de estar en el salón de clases de la primaria, desesperado por salir y sintiendo que el tiempo pasaba mucho más despacio de lo que normalmente lo hacía. Volteaba a ver mi reloj cada pocos segundos y un minuto lo sentía como quince y quince como treinta y así hasta que por fin sonó la maldita campana.
¿Cuál tiempo es más real, el que sentimos o el que dice el reloj? ¿Qué tan objetiva es nuestra objetividad occidental? No lo sé pero sospecho que es bastante mediocre. Hoy he estuve leyendo un cuaderno de apuntes de Alfonso Reyes llamado Einstein y en una de las últimas páginas cuenta que "una de las rutas mandarinas más importantes era computada en 193 li [unidad de medida] de norte a sur y en solo 190 li de sur a norte, porque en un sentido se andaba cuesta arriba, y cuesta abajo en el otro" (Reyes, Einstein, p.101). Me pareció maravilloso. Los chinos tomaban en cuenta algo que en occidente sería inconcebible: la dificultad y el esfuerzo. No basta la "distancia exacta" para saber todo lo necesario para hacer un viaje, la dificultad de un camino y el esfuerzo requerido es tan importante como la distancia exacta entre un punto y otro.
A final de cuentas, el considerar la distancia en medida exacta como objetividad es solamente una elección histórica; considerar objetiva la distancia y el empeño lo es también. Pero lo que me gustó es que los chinos prestaran atención a ese espacio que se sitúa entre la percepción y la medida y en ese espacio estaba su objetividad: sabían que en la percepción del hombre es más difícil un camino cuesta arriba y que se gasta más energía física y mental en éste; sabían también la medida en lis entre un punto y otro. Y esos tres lis de diferencia entre el norte-sur y el sur-norte representan esa gama de apertura que se abre entre dos formas de interpretación del mundo, la de la medida y la de la percepción.

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